Siempre fui una romática empedernida, en mi adolescencia disfrutaba leer a varios poetas romáticos entre ellos a Pablo Neruda y sus Veinte Poemas de amor una canción desesperada, recuerdo el poema número 20, siempre fue uno de los que más me gustaba. También leía a Gustavo Adolfo Becquer, Carlos Pellicer, Efraín Huerta, Mario Bennedetti, Jaime Sabines entre otros. Rayaba a veces en lo cursi y llegué a escribir tanta cursilería romántica, que claro, para mi en ese entonces no lo era. Recuerdo que escribí un cuento, de una historia de amor medio marciana, se lo mostré a un amigo que hace cortometrajes y le pareció muy cursi, pero para mi sorpresa se lo leí a otro amigo y una amiga juntos y les encantó, como todo es relativo en esta vida.
Quiero recordar esta noche a esos poetas que me acompañaron muchas noches y días, y que significaron mucho para mí, los dejo con algunos poemas. Disfrutenlos.
Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. E
scribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
NO ES NADA DE TU CUERPO
Sabines
No es nada de tu cuerpo, ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca -tu bocaque es igual que tu sexo-, ni la reunión exacta de tus pechos,ni tu espalda dulcísima y suave,ni tu ombligo, en que bebo.
No son tus muslos duros como el día, ni tus rodillas de marfil al fuego, ni tus pies diminutos y sangrantes, ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-triste luz descarriada, paz sin dueño, ni el álbum de tu oído, ni tus voces,ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,flecha de avispas en el aire ciego,ni la humedad caliente de tu asfixiaque sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo, ni una brizna, ni un pétalo,ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste, estos mis brazos tercos.
Quiero recordar esta noche a esos poetas que me acompañaron muchas noches y días, y que significaron mucho para mí, los dejo con algunos poemas. Disfrutenlos.
Poema 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. E
scribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
NO ES NADA DE TU CUERPO
Sabines
No es nada de tu cuerpo, ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca -tu bocaque es igual que tu sexo-, ni la reunión exacta de tus pechos,ni tu espalda dulcísima y suave,ni tu ombligo, en que bebo.
No son tus muslos duros como el día, ni tus rodillas de marfil al fuego, ni tus pies diminutos y sangrantes, ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-triste luz descarriada, paz sin dueño, ni el álbum de tu oído, ni tus voces,ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,flecha de avispas en el aire ciego,ni la humedad caliente de tu asfixiaque sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo, ni una brizna, ni un pétalo,ni una gota, ni un gramo, ni un momento:
Es sólo este lugar donde estuviste, estos mis brazos tercos.
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