Sunday, February 04, 2007

La huída

Las preguntas giraban en mi cabeza y provocaban un calentamiento extremo de mi cerebro,
ardor en mis cienes y brazos, cabellos arrancados con mis yemas, pies inquietos como si tuvieran prisa por huir. La huída de la realidad.
Un día cesaron las preguntas.
La noche se hizo clara, mi almohada y mi cabeza se hicieron una al fin
cuerpo apacible.
Los cuestionamientos fueron la propia respuesta.
El cuestionar perdió el sentido y se alejó sin oponer resistencia,
los por qués no encontraron ya el hogar que les brindaba
cuando la calma se alojo en el escondite adecuado y acolchonado.
Cuestionamiento aburrido de respuestas al aire
aburrimiento de cuestionarme.
Hoy no hay preguntas sino más allás,
brechas abiertas entre luces claras
iluminan mi sendero y calienta a la calma.
Los cabellos están su lugar, ya no hay hormigas en sus nidos,
ya no hay sudor frío corriendo por las ramas.
Bien, he dado un adiós y bienvenida.
Estoy.

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